Durante muchos años creí ser una buena persona y aparentaba caminar correctamente, mi corazón estaba vacío y lleno de afanes. Tuve la oportunidad de estar en Destino y fue allí donde tuve un encuentro personal con Jesús como nunca antes lo había experimentado, cambiando mi vida para siempre. Hoy en día conozco mejor a Dios.

Destino fue un paréntesis significativo en mi vida, el parteaguas de mi historia, que me guió a vivir mi propósito y seguir Su llamado.

Destino significó cambio. Fue la herramienta que Dios usó para transformarme, siendo el inicio de lo que soy ahora y lo que seré en Dios durante toda mi vida. Afectando no solo mi vida sino que también la que será mi familia, hijos y hasta nietos.

En el año 2014 muchas puertas fueron cerradas para mí, un tiempo de turbulencias y desiertos, a finales de ese mismo año se abrió una puerta que se llama DESTINO. Creo firmemente que Dios me movió para cambiar por completo mi vida apartándome de todo lo que me hacía daño; hoy en día estoy casada con una preciosa hija y sirviendo ministerialmente en Verbo y, en lo laboral, como docente de Biblia.

El Programa Destino para mí fue de mucha bendición, habían muchas áreas en mi vida las cuales tenían que ser transformadas y en el transcurso de 2 años Dios las cambió. Destino fue la herramienta que Dios usó para redirigir mi rumbo, mi vida y mi “Destino”, me catapultó hacia donde estoy ahora. Actualmente soy servidor en Guatemala en la ciudad de Malacatán, San Marcos, como parte del Concejo de nuestra congregación. Gracias a Dios por el Programa Destino.

Destino fue para mí una temporada de empoderamiento, de restitución de mi identidad y de quién es Dios para mí. Fue un tiempo de intenso acercamiento al Padre y puedo decir que eso es lo que hace que hoy en día viva mi libertad en Él, eso despertó en mí una pasión y amor por la persona de Dios y por los demás. Desató un destino para mí y activó mi llamado.

Destino no fue una etapa de mi vida, sino el comienzo de la vida que ahora tengo, fueron dos años en donde pude descansar, aprender, enamorarme mucho mas de Dios, restaurar amistades perdidas, resucitar sueños muertos y descubrir nuevos sueños. Destino mas que cambiar mi entorno me cambio a mi, me hizo mejor y, al ser mejor he podido mejorar las áreas externas de mi vida, me ayudo a amar a Dios sobre todas las cosas.

Destino fue un antes y un después en mi vida, me dio las herramientas para encontrarme realmente con Dios y fomentar una relación que cada día crece más, cambió mi manera de verlo y presentarlo. Gracias a Destino aprendí la diferencia de un líder que ama a Dios y uno que no lo conoce, la transformación de su carácter y el amor.

La vida de un cristiano normalmente se divide como la historia: antes y después de Cristo, pero mi vida después de Cristo se divide en antes y después de Destino. En el Programa aprendí a conocer a Dios, y más allá que conocer de Él pude construir una relación personal con el Padre. Pude descubrir mis dones y talentos y ver qué planes ha tenido Dios y sigue teniendo para mí. Destino ha sido el inicio de mi vida caminando con Jesús y la plataforma para aprender a servirle dentro de la iglesia y fuera en el mundo.